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    bethany morris photographs real british youth culture

    Inspired by the likes of Larry Clark, 23 year old photographer Bethany Morris sets out to capture the honest, vulnerable face of Britain's young men.

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    Con tal experiencia vital no es de extrañar que su trabajo se centre en los entresijos de la vida, el dolor y la vulnerabilidad de los jóvenes ingleses, inspirándose en obras como Kids y Ken Park de Larry Clark o Lost Boys del fotógrafo Joost Vanderbrug. La obra de Beth explora las vidas de los adolescentes con los que ella se identifica de forma realista, sin tratar de añadir glamour o romanticismo a la situación. A los alumnos de la Universidad de Salford se les venera por sus historias y no solo por sus caras bonitas. Con motivo de su participación en el NOISE Festival 2014, preguntamos a Beth sobre qué le depara el futuro.

    Has superado muchísimas dificultades a lo largo de tu vida. ¿Qué influencia han tenido tus experiencias para crear tu obra?
    Todo aquello por lo que pasamos en la vida nos cambia, solo que a veces nos damos cuenta y otras no. Las situaciones que he superado me han hecho la persona que soy y, supongo que en ese sentido, habrán influido mi trabajo. En lo que seguro que me han afectado han sido en la forma que conecto con la gente: me resulta fácil empatizar con los demás. No me quedo anonadada ante los problemas de la gente, sino que me enamoro de sus historias y las intento plasmar en mis fotografías.

    ¿Por qué tu obra se centra tanto en los chicos?
    Al principio no me di cuenta de ello; nunca fue una decisión premeditada. Esos chicos son personas que viven con lo que tienen y que lo dan todo en lo que hacen. No tiene que ver con el género, pero a medida que ha pasado el tiempo me he centrado solo en chicos. Es más fácil hablar con ellos y nos llevamos mejor. No ocultan bien sus sentimientos, se les pueden ver en la cara.

    ¿Cómo y dónde los encuentras?
    Los busco por la calle la mayoría de veces, pero también a través de amigos de amigos. Primero quedamos y me aseguro de que nos conocemos un poco antes de empezar con la sesión.

    ¿Qué crees que les depara el futuro?
    No sería muy justo por mi parte decirlo. Cada chico es diferente: algunos tienen ambiciones y otros están satisfechos con lo que tienen y con lo que no. El campo es un lugar agradable y lo saben, pero cuando vives allí no es tan maravilloso. Te aíslas, y normalmente no tienes mucho que hacer. Los chavales beben en la calle, se drogan, dejan embarazadas a sus novias… En un lugar muy extraño para adentrarse y es muy complicado salir de él.

    ¿Tienes alguna fotografía favorita? Si es así explícanos por qué.
    No me resulta fácil escoger una porque soy muy crítica conmigo misma y con mi obra. Estoy orgullosa de un par de fotos que le saqué a Brandon, el hermano de una amiga. Ese día estaba bastante triste porque le habían quitado a su perro después de pillarle fumando en el colegio. Esa fue la primera vez que documentaba la historia de alguien y fue un buen punto de partida para desarrollar mi estilo.

    ¿Por qué crees que la gente se siente tan afectada por las tragedias adolescentes de la obra Larry Clark y Joost Vanderbrug?
    Lo que realmente importa de sus imágenes es que no son forzadas. Fotografían a personas del día a día en su entorno natural. Me parece interesante como conectan con ellos. Puedo relacionar sus vidas con mis años de adolescencia de una forma u otra. No solo me veo a mí misma en las imágenes, sino que también veo a gente que conozco. Bueno, a gente que conocí.

    Si pudieses escoger un lugar donde fotografiar a un grupo de chicos, ¿dónde sería?
    Los Ángeles. Hay algo muy atractivo en la estética americana que lo hace parecer todo mucho más bello. Los chicos tienen un tipo de piel concreto, entre sucio y bronceado al mismo tiempo.

    ¿Cuáles son tus mayores miedos?
    Creo que mi mayor miedo es la soledad. No sé por qué estoy continuamente desplazando a la gente de mi vida y a los que se quedan a mi lado los acabo decepcionando de una manera u otra. A la única a la que no puedo dar de lado es a mi hija. Trato de ser alguien importante para ella, alguien de quien se sienta orgullosa. No quiero traerla a esta basura de apartamiento ni pedir dinero prestado para pagar el alquiler. Hace un par de semanas fue su cumpleaños y no tenía nada que regalarle; no tenía ni un céntimo. No puedes llegar a imaginarte lo duro que es eso y lo mal que te hace sentir como persona.

    ¿Qué le pides a futuro?
    Quiero sentar la cabeza. Tener dinero en el banco y un plato de comida en la mesa. En cuanto a la fotografía, espero seguir documentando mis historias y vivir de mi trabajo en vez de tenerlo como un hobby.

    ¿En qué estás trabajando ahora mismo?
    Ahora mismo estoy con unos cuantos proyectos propios. Me han dado la oportunidad de documentar las vidas de dos chicos que están en pleno proceso transgénero, de hombre a mujer. Todavía es pronto, pero espero poder desarrollar un libro o algo con esta historia. También voy a colaborar con artistas del NOISE Festival para crear una revista online.

    ¿Cómo te sientes formando parte del NOISE Festival?
    Pues la verdad es que está siendo una pasada. Me han dado la oportunidad de hacer algo que hace un año no se me habría pasado por la cabeza. He expuesto mi obra en lugares magníficos como el Southbank de Londres, The Tetley en Leeds, los Granada Studios en Manchester y he conocido a gente maravillosa como los curatos del NOISE, que han sido unos grandes mentores para mi. Es complicado meterse en la industria creativa, pero siempre hay gente ahí para ayudarte. Les debo muchísimo.

    noisefestival.com

    Credits


    Text Felicity Kinsella
    Photography Beth Morris

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